Con tanta noticia y miedo acerca de la situación de salud pública mundial, no podemos ignorar los acontecimientos actuales: cierres de fronteras, aislamientos de países, cuarentenas voluntarias y obligadas entre otras medidas para evitar el contagio del Coronavirus (Covid-19).
Entonces, en este viernes de Blog hablaremos un poco del posible impacto que puede tener en la economía esta pandemia del Covid-19,
Veamos…
Con la aparición del virus del Coronavirus en China y lo poco fácil que ha sido el control del contagio, este se ha expandido muy rápidamente a nivel mundial afectando igualmente a sus economías. Veremos el impacto de la pandemia desde el punto de vista de la economía personal y desde la economía un poco más macro como la de un país:
• Economía Personal:
A corto plazo. Las previsiones sobre las consecuencias económicas de la pandemia en las familias son muy difíciles de hacer, pues van a depender de la duración de la emergencia, algo que en este momento nadie puede determinar. Si la duración fuera corta, los efectos se harían sentir sobre todo como consecuencia de la cancelación de viajes, hoteles, y espectáculos, estos son algunos ejemplos de lo que ha venido pasando. Para poder medir con precisión la magnitud del daño ocasionado a la economía por el brote del coronavirus tomara algunos meses o tal vez años.
Pero para muchas familias las consecuencias están en temas un poco más esenciales como gastos adicionales para el cuidado de los hijos por la suspensión de las clases. En este sentido, hay que destacar que algunos hogares no pueden asumir este coste y que conciliar el trabajo con el cuidado de los hijos es una tarea titánica para algunos, esto sin contar que deben aumentar su partida del presupuesto destinada a alimentos e insumos para poder tener provisiones que les aguanten más tiempo y así evitar estar saliendo de casa exponiéndose a un posible contagio. Ante la incertidumbre, los expertos aconsejan prudencia y adoptar medidas que ayuden a mitigar los efectos de la probable ralentización en la economía doméstica, por ejemplo, realizar compras de lo estrictamente necesario para vivir y así estirar un poco los recursos económicos con los que cuenta la familia a corto plazo.
A medio plazo. En un escenario en el que la pandemia se dilatara por un plazo más largo, el consumo familiar experimentara necesariamente un descenso. Ello provocaría, por un lado, un aumento del ahorro disponible que, sin embargo, en un entorno de tipos de interés muy bajos, no aportaría ningún beneficio adicional al usuario y por el otro, contribuiría a un empeoramiento de la situación económica a nivel general por la disminución de la demanda de productos y servicios, lo que conllevaría a despidos o, en el caso de un trabajador autónomo, pérdidas de ingresos, lo que haría peligrar la economía familiar.
Tampoco hay que pasar por alto el efecto del hundimiento de la Bolsa porque hay muchas personas o pequeños inversores que tienen sus ahorros en fondos de inversión y planes de pensiones, por lo que, aunque no vendan estas inversiones, se están empobreciendo. Aun así, conviene que en una situación de alta volatilidad bursátil como la que estamos viviendo, los usuarios no se precipiten en tomar decisiones que puedan provocar un quebranto en sus inversiones. Además, las familias deben revisar el presupuesto. En cualquier caso, será fundamental constatar de qué manera la crisis por el coronavirus habrá afectado las finanzas del hogar y repasar los rublos del presupuesto. En algunos casos, apenas habrá que hacer ajustes ya que la partida de gastos podría disminuir porque se cancelan decisiones ya previstas, como los viajes, o como podría pasar por un abaratamiento de las cuotas de la hipoteca.
Debemos plantearnos si podemos tomar decisiones importantes de compra y estudiar si estas se adecúan a los cambios en nuestras circunstancias personales, especialmente si suponen un endeudamiento. En este sentido, se recomienda evitar situaciones que puedan conducir a una deuda excesiva. Si se necesita recurrir a un crédito, hay que comparar entre las distintas opciones, que van desde las más baratas, como los adelantos de la nómina o los préstamos entre miembros de la familia, pasando por los créditos al consumo o quizás tarjetas crédito con interés del 0% durante un periodo de tiempo, y hasta las más caras como créditos rápidos y tarjetas de crédito con altos intereses.
Modular el ahorro. En situaciones de crisis como esta, los afortunados que hayan podido acumular ahorro y hayan mantenido bien separadas la parte dedicada al corto plazo para imprevistos y necesidades como las que ocurren ahora y la del medio o largo plazo que cubre decisiones importantes de compras futuras, como una vivienda, y la jubilación podrá utilizar esos fondos de contingencia Por el contrario, si, por ejemplo, todo nuestro dinero está en fondos de inversión que han bajado bruscamente y ahora lo necesitamos, nos encontraremos con importantes pérdidas. Por supuesto, es el momento de mantener la calma, si tenemos la necesidad de hacer algún ajuste, hagámoslo de forma sensata, meditada y teniendo en cuenta todas las variables; sobre todo, no entremos en pánico, comprando muchas cosas o vendiendo inversiones en pérdidas. Analicemos todo con perspectiva, la crisis puede ser también la oportunidad de sacar una lección positiva: Dedica un tiempo para tener un presupuesto en orden.
El peor de los escenarios y algo no muy lejano de la realidad seria la necesidad de las empresas de reducir sus nóminas resultando usted víctima de la crisis engrosando la lista de desempleados, lo que afectaría directa e inmediatamente la economía familiar y viéndose en serios problemas para cubrir las necesidades básicas en caso de no poseer un fondo de emergencia que lo ayude a sobrellevar la crisis; recuerde que el fondo de emergencia debe cubrir sus gastos básicos mensuales por mínimo 6 meses.
• Economía un poco más Macro:
Empezaré con el impacto menos importante desde el punto de vista económico, que es la caída de producción. Cuando los trabajadores piden la baja por enfermedad no es tan impactante porque las empresas tienen formas de compensar, en concreto si la enfermedad se extiende durante un trimestre. Por ejemplo, los que han estado enfermos y regresan pueden trabajar horas extra. Esto subiría los costes y podría producir cierta inflación temporal, pero los bancos centrales deberían ignorar estos datos. Este impacto “directo” de la pandemia reducirá el PIB en ese trimestre en unos puntos porcentuales. El número concreto dependerá de la proporción de la población que enferme, de la tasa de letalidad y de cuánta gente falte al trabajo con el propósito de no contraer la enfermedad. El impacto sobre el PIB de todo el año sería mucho menor, en torno al 1% o 2%, en parte porque la producción tras el trimestre de pandemia es más elevada, cuando las empresas reponen los stocks disminuidos y satisfacen la demanda pospuesta.
Los cierres escolares pueden amplificar la reducción de oferta de trabajo si algunos trabajadores se ven obligados a tomar días para cuidar de sus hijos. Si los colegios cierran unas cuatro semanas, eso puede multiplicar los impactos en el PIB hasta tres veces, y si cierran todo el trimestre el doble de esa cantidad. Si esto parece muy grande, recuerda que los cierres de colegios a nivel nacional afectan a todo el que tiene hijos y no solo a quienes sufren la enfermedad. Pero, aunque todos los colegios cerrasen tres meses y mucha gente evitara trabajar aun sin estar enferma, el mayor impacto que tendríamos en la pérdida del PIB anual sería inferior al 5%. Es una recesión muy severa en un trimestre, pero no hay razón para pensar que la economía no podría recuperar toda su fortaleza cuando pasara la pandemia. A diferencia de lo que ocurre con una recesión normal, la información sobre la causa de la pérdida de producción, y por tanto sobre cuándo debería terminar, es clara.
La pandemia no puede ser solo una contracción de la oferta, también suele ser una contracción de la demanda que afecta gravemente a sectores específicos, según cómo sea el comportamiento de los consumidores. Esto es porque gran parte de nuestro consumo en la actualidad puede llamarse social, con esto me refiero a cosas que te ponen en contacto con otra gente. Cosas como ir al bar, a restaurantes, a ver partidos de fútbol o viajar y otros sectores que dan servicios de consumo que implican contacto personal (cortes de pelo, por ejemplo) y pueden posponerse con facilidad también pueden sufrir el impacto.
Si la gente empieza a preocuparse lo bastante por contraer la enfermedad como para reducir su consumo social, el impacto económico será más severo que lo que señalan las cifras que hemos comentado. Una razón es que en parte es una pérdida permanente. Quizá comas fuera unas veces más cuando pase la pandemia, para recuperar lo que te perdiste cuando te quedaste en casa, pero es probable que haya una caída neta de tu consumo de comidas a lo largo del año. Por eso los mayores impactos en el PIB se producen cuando tenemos a gente que reduce su consumo social en un esfuerzo por no contraer la enfermedad. Lo que cae en consumo social no alcanza la misma cantidad en todos los escenarios, por la sencilla razón de que la oferta y la demanda son complementarias. Si los cierres de colegios y que la gente no vaya a trabajar incrementan el tamaño de la crisis de oferta, la crisis de demanda tiene menos espacio para causar daños. La mayor caída en el PIB anual en todas las variables que comentamos sería un 6%*.
¿La política monetaria o fiscal convencional podría compensar la caída en el consumo social?
Solo en parte, porque la caída de consumo se centra en sectores específicos. Empresas que ya están endeudadas no serían capaces de gestionar pérdidas adicionales en créditos a corto plazo, lo que llevaría a cierres empresariales durante la pandemia. Es así como deberíamos ver el colapso de los mercados por todo el mundo. En términos macroeconómicos es un solo shock, así que Martin Sandbu tiene razón cuando dice que la reciente reacción de los mercados es exagerada. Pero si muchas empresas están en riesgo financiero por la caída temporal de consumo social, eso implica un aumento en la prima de riesgo de la renta variable, que ayuda a explicar el tamaño del colapso del mercado que hemos visto porque gran parte del impacto recaerá en empresas más pequeñas que no aparecen en los principales índices bursátiles. Otro punto en el cual pensar es si el gobierno podrá mantener los servicios públicos y sus proveedores en funcionamiento cuando los trabajadores de esos sectores empiecen a estar enfermos. Es en momentos como este cuando necesitamos que los gobiernos actúen rápido y piensen adelantándose a los acontecimientos.
¿Por qué es importante cuidar la mentalidad de inversionistas?
Los precios de las acciones y otros vehículos de inversión suben o bajan según las decisiones de los inversionistas de igual manera que los acontecimientos o decisiones políticas y económicas producen pánico en el mercado.
Los inversionistas, con el fin de no perder dinero, venden sus acciones y esto genera grandes bajas en los precios. Hay que tener algo claro que las inversiones son una cuestión emocional y precisamente por eso, es necesario que los inversionistas aprendan a controlar sus emociones y su mentalidad. Solo así es posible tomar decisiones acertadas con respecto a su dinero y sus inversiones.
Igualmente, los inversionistas deben considerar algo más y es que, a menos que algo extraordinario pase, las consecuencias de la crisis por la que hoy atraviesa el mercado se seguirán viendo en el futuro; todo por cuenta de la incertidumbre que generan los siguientes factores:
1. En primer lugar, no se sabe cómo ni cuándo logrará controlarse la pandemia del
coronavirus. Por lo tanto, es incierto si las medidas que se han tomado hasta ahora para frenarla servirán como impulso a la economía mundial.
2. En segundo lugar, hay que ver si las inyecciones de capital que varios países están
haciendo reactivan su economía en esta época de crisis. De esto también depende que la Bolsa de Valores, de alguna forma, se estabilice.
3. En tercer lugar, hay que tener en cuenta que ante la incertidumbre muchos prefieren no operar en la Bolsa de Valores y eso también incide en el dinero que circula a través de ella.
Calma Y Fortaleza
Ante la situación que estamos viviendo, Primero, te hago un llamado a la calma. Porque la rapidez con que suceden los acontecimientos mundiales pude llevarte a tomar decisiones erráticas.
En segundo lugar, te hago un llamado a la fortaleza. Porque así es como se debe enfrentar una crisis para que no produzca consecuencias mayores.
No sabemos exactamente cuándo ni cómo, pero como todo esto también pasará.
Ten en cuenta lo que nos dice un experimentado y exitoso inversionista:
“Si vives el tiempo suficiente serás testigo del comportamiento de los mercados. Me ha tomado tiempo, pero a mis 89 años he aprendido que los mercados, como están abiertos cada segundo, reaccionan de manera exagerada a las noticias”
Warren Buffett.
Espero esta información te sea útil y puedas sacarle el mayor provecho posible.
¡Ten Paciencia, Calma y Prudencia porque todo en esta Vida Pasa y esta Crisis también PASARA!
¡Cuídate y Cuida a los tuyos!
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¡Nos Vemos en la Cima!
Redacción por: Mayerly Jiménez
Dirección: José Vergara
*(Basado en estudio publicado en la Revista Health Economics “The possible macroeconomic impact on the UK of an influenza pandemic” por Marcus R. Keogh‐Brown, Simon Wren‐Lewis, W. John Edmunds, Philippe Beutels, Richard D. Smith. 08 October 2009)